Rolex

Le preguntaron en una ocasión a un reconocido sabio:

– Maestro: ¿qué es un cubano?

Su respuesta fue la siguiente:

– «Ah… los cubanos… ¡qué difícil pregunta! Los cubanos están
entre vosotros pero no son de vosotros. Los cubanos beben en la misma copa la
alegría y la amargura. Hacen música de su llanto y se ríen de la música. Toman
en serio los chistes y hacen chistes de lo serio. No creen en nadie y creen en
todo.

¡No se les ocurra discutir con ellos jamás! Los cubanos nacen con
sabiduría. No necesitan leer, ¡todo lo saben! No necesitan viajar, ¡todo lo han
visto! Son algo así como el pueblo escogido… por ellos mismos.

Los cubanos se caracterizan individualmente por su simpatía e
inteligencia y en grupos, por su gritería y apasionamiento. Cada uno de ellos
lleva en sí la chispa de los genios y los genios no se llevan bien entre sí, de
ahí que reunir a los cubanos es fácil, pero unirlos es casi imposible.

No se les hable de lógica, pues eso implica razonamiento y mesura
y los cubanos son hiperbólicos y exagerados. Por ejemplo, invitan a uno a un
restaurante a comer, no nos llevan al mejor restaurante del pueblo, sino al
mejor restaurante del mundo.

Cuando discuten, no dicen: «No estoy de acuerdo contigo,» sino
«¡Estás completamente equivocado!»

Tienen tendencias antropofágicas; así entonces, «¡Se la comió!» es
una expresión de admiración, y «Comerse un cable» es señal de una situación
crítica. Llamarle a alguien «come mierda» es el insulto más lacerante.

Los cubanos aman tanto la contradicción, que llaman «monstruos» a
las mujeres hermosas y ‘bárbaros» a los eruditos.

Los cubanos ofrecen soluciones antes de saber el problema. Para
ellos nunca hay problema.

Todos los cubanos saben lo que hay que hacer para eliminar el
terrorismo, encauzar a América Latina, eliminar el hambre en África, pagar la
deuda externa, quién debe ser Presidente y cómo cualquier país puede llegar a
ser una potencia mundial.

Ellos no entienden por qué los demás no les entienden, cuando sus
ideas son tan sencillas y no acaban de entender, por qué la gente no quiere
aprender a hablar español como ellos.

Ah…los cubanos… No puedes vivir mucho tiempo con ellos, pero
es imposible vivir sin ellos.

Ámalos, respétalos y déjalos ser «CUBANOS».


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